¿Cuáles son las diferencias entre los tumularios y los muertos de Dunharrow en El Señor de los Anillos?
En el legendarium de J.R.R. Tolkien, los elementos sobrenaturales, particularmente los espíritus, desempeñan un papel fundamental al enriquecer la narrativa con dimensiones de misterio, trascendencia y moralidad. Entre estas entidades, los tumularios (Barrow-wights) y los muertos de Dunharrow destacan como figuras espectrales con claras diferencias. Espíritus que comparten ciertas similitudes y que se distinguen claramente por su origen, naturaleza y función narrativa dentro de El Señor de los Anillos. Este análisis examina ambas entidades, comparando sus características, contextos históricos y roles en la obra.
Contexto y origen de los tumularios
Los tumularios aparecen en La Comunidad del Anillo durante el periplo de los hobbits por los Túmulos, una región al este de la Comarca impregnada de un aura de antigüedad y peligro. Estas entidades son espíritus malignos que habitan los túmulos funerarios de los antiguos reyes y nobles del reino de Arnor, específicamente en la región de Cardolan. Según el legendarium de Tolkien, los tumularios no son los espíritus de los hombres enterrados en esos lugares, sino entidades foráneas enviadas por el Rey Brujo de Angmar durante las guerras contra los Dúnedain.
El origen de los tumularios se vincula directamente a la intervención del Rey Brujo, líder de los Nazgûl, quien profanó los túmulos mediante magia oscura como parte de su campaña para debilitar los reinos de Arnor. Aunque Tolkien no explicita la naturaleza exacta de estos espíritus, sugiere que son seres corruptos, posiblemente asociados con el poder de Sauron. Su función principal es sembrar terror y custodiar los túmulos, atrapando a los vivos en rituales macabros, como se evidencia en el episodio donde capturan a Frodo, Sam, Merry y Pippin.
Contexto y origen de los muertos de Dunharrow
Por su parte, los muertos de Dunharrow, también denominados el Ejército de los Muertos o los Hombres de las Sendas de los Muertos, aparecen en El Retorno del Rey, cuando Aragorn, acompañado por Legolas y Gimli, los convoca para cumplir un juramento incumplido. Estas entidades son los espíritus de los Hombres de las Montañas, un pueblo que, durante la Segunda Edad, juró lealtad a Isildur para combatir a Sauron, pero traicionó su compromiso al desertar. Como consecuencia, Isildur los maldijo, condenándolos a permanecer en la Tierra Media como sombras hasta que redimieran su falta.
A diferencia de los tumularios, los muertos de Dunharrow son los fëar (espíritus) de hombres históricos, específicamente aquellos que habitaron las Montañas Blancas. Su maldición los confina a las Sendas de los Muertos, un enclave lúgubre donde aguardan la llegada de un heredero de Isildur. Aragorn, como descendiente directo, los lidera hacia la batalla en el Puerto de Pelargir, donde derrotan a los corsarios de Umbar, permitiéndoles cumplir su juramento y encontrar la liberación.
Comparación de su naturaleza
Naturaleza espiritual
Los tumularios son espíritus de origen externo, probablemente de naturaleza oscura, enviados por el Rey Brujo para habitar los túmulos. No guardan relación directa con los restos mortales de los Dúnedain enterrados en estos sitios, actuando más bien como entes parasitarios que corrompen espacios sagrados. Su esencia es intrínsecamente maligna, diseñada para infligir temor y perpetuar la desolación.
En contraste, los muertos de Dunharrow son los fëar de los Hombres de las Montañas, retenidos en la Tierra Media debido a la maldición de Isildur. Según la cosmología de Tolkien, los espíritus de los Hombres deben abandonar el mundo tras la muerte, pero estos permanecen atrapados por su incumplimiento. Aunque su presencia es temida, no son inherentemente malvados; su existencia es trágica, definida por la culpa y el anhelo de redención.
Propósito narrativo
Los tumularios cumplen una función narrativa como obstáculo en La Comunidad del Anillo. Representan una amenaza sobrenatural que pone a prueba la resiliencia de los hobbits y subraya la intervención providencial de Tom Bombadil, quien los derrota. Su presencia refuerza la atmósfera de peligro latente en la Tierra Media, incluso en regiones aparentemente seguras.
Por el contrario, los muertos de Dunharrow desempeñan un rol redentor y épico en El Retorno del Rey. Su participación destaca el liderazgo de Aragorn y legitima su condición de heredero de Isildur. Al cumplir su juramento, los muertos no solo aseguran una victoria estratégica, sino que alcanzan la redención, consolidándose como un símbolo de la trascendencia moral en el legendarium.
Interacción con los vivos
La interacción de los tumularios con los vivos es hostil y depredadora. Atraen a los viajeros hacia los túmulos, los sumen en un trance y los preparan para un sacrificio ritual. Su encuentro con los hobbits es breve pero aterrador, y su derrota requiere la intervención externa de Tom Bombadil, lo que sugiere su formidable naturaleza.
Los muertos de Dunharrow, aunque intimidantes, no atacan indiscriminadamente. Siguen a Aragorn por lealtad a su juramento y solo combaten a los enemigos de este, como los corsarios de Umbar. Su interacción con los vivos es funcional, centrada en cumplir su propósito redentor, tras lo cual desaparecen, liberados de su maldición.
Diferencias entre tumularios y muertos de Dunharrow
- Origen: Los tumularios son espíritus externos, de naturaleza oscura y cruel, enviados por el Rey Brujo, mientras que los muertos de Dunharrow son los fëar de hombres históricos malditos por Isildur.
- Naturaleza: Los tumularios son inherentemente malignos y carecen de posibilidad de redención; los muertos de Dunharrow son trágicos y buscan la expiación.
- Propósito narrativo: Los tumularios actúan como un peligro momentáneo, mientras que los muertos de Dunharrow tienen un impacto decisivo en la guerra contra Sauron.
- Interacción: Los tumularios atacan indiscriminadamente a los vivos; los muertos de Dunharrow obedecen a Aragorn y combaten únicamente a sus enemigos.
- Destino final: Los tumularios son derrotados por Tom Bombadil sin alcanzar la redención. En cambio, los muertos de Dunharrow cumplen su juramento y abandonan el mundo.
Relevancia en el legendarium
Ambas entidades enriquecen la mitología de Tolkien al explorar temas de muerte, maldición y redención. Los tumularios encarnan la corrupción impuesta por Sauron y sus siervos, transformando espacios sagrados en escenarios de horror. Por su parte, los muertos de Dunharrow reflejan las consecuencias de los juramentos incumplidos, pero también la posibilidad de expiación, un tema recurrente en la obra de Tolkien.
Desde una perspectiva narrativa, los tumularios introducen un tono de misterio y peligro en las primeras etapas de La Comunidad del Anillo, preparando al lector para los desafíos mayores que enfrentarán los personajes. Los muertos de Dunharrow, en cambio, refuerzan la dimensión épica de El Retorno del Rey, destacando el poder de la lealtad y la restauración del orden moral.
Conclusión
Los tumularios y los muertos de Dunharrow, aunque ambos son entidades espectrales en El Señor de los Anillos, presentan claras diferencias en su origen, naturaleza y función narrativa. Los tumularios, como instrumentos de la corrupción del Rey Brujo, representan el mal y la desolación, mientras que los muertos de Dunharrow, como almas humanas atrapadas por una maldición, encarnan la tragedia y la redención. Estas distinciones no solo enriquecen la narrativa de Tolkien, sino que también reflejan sus temas centrales: la lucha entre el bien y el mal, la trascendencia de los juramentos y la posibilidad de restaurar el honor perdido.