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El sacrificio de Faramir, una de las mejores escenas de El Señor de los Anillos

En este artículo, vamos a analizar porqué el sacrificio de Faramir es una de las mejores escenas de El Señor de los Anillos. Como sabéis, este escena se enmarca en la tercera película de la trilogía, El Retorno del Rey, y representa el momento en que el Senescal de Gondor, Denethor, sobrepasado por el dolor y la demencia, manda a su hijo Faramir a reconquistar la ciudad de Osgiliath, la cual acababa de ser invadida por las tropas de Sauron.

Una misión suicida. Sabida por los soldados que acompañan a Faramir, el propio Faramir, Gandalf, Pippin, los habitantes de Minas Tirith y Denethor. Pero como en muchas guerras es sabido, en ocasiones se toman decisiones estúpidas. Y esta era una de esas ocasiones.

Mujer mayor contemplando el paso de los caballeros – Fotograma de la película El Retorno del Rey

Prueba de ello es la manera en que despiden a los caballeros. En vez de una ovación gloriosa o un homenaje propio de los valientes defensores que acuden a la batalla, parece un funeral, una despedida de los familiares a sus soldados. La escena es melancólica, triste y dramática. No hay esperanza de que vuelvan con vida. Ninguna esperanza.

Diorama de Minas Tirith, El Señor de los Anillos – Weta Workshop | Edición Limitada

Brillante licencia del director Peter Jackon, la de mostrar a una mujer anciana vestida de negro, simbolizando el luto, la pérdida y representando la más absoluta tristeza y compasión.

Antes de marchar a la muerte, vemos cómo Gandalf intenta hacer entrar en razón a Faramir. Desgraciadamente éste ya había aceptado su destino, y decide marchar con todas las consecuencias, sabiendo que no iba a volver.

Flores al paso de los caballeros – Fotograma de la película El Retorno del Rey

Un detalle a mencionar, es como también los habitantes de Minas Tirith lanzan flores al paso de los soldados, en muestra de respeto y devoción a su causa. Incluso en otra escena se muestra como una mujer entrega a un caballero una flor.

Caballeros de Gondor marchando hacia Osgiliath – Fotograma de la película El Retorno del Rey

Una vez salen de la ciudad blanca y cabalgan hacia Osgiliath, el director nos regala esta magnífica toma. En ella, se simula la vista de los orcos, observando con detenimiento como les han enviado un puñado de caballeros a morir. La belleza de esta toma nos muestra la grandeza de lo que un día fue Gondor y cómo ahora es una sombra de lo que fue. Los caballeros han formado una línea doble de ataque, que ocupa toda la ciudad, simulando que son su última protección antes del asedio. Una protección, desgraciadamente desaprovechada e inútil.

Caballeros de Gondor marchando hacia Osgiliath – Fotograma de la película El Retorno del Rey

En planos abiertos vistos desde atrás, vemos como la caballería se dispersa, no va segura hacia el objetivo y termina siendo una carga volátil e improvisada. Los soldados no están convencidos de lo que van a hacer, no hay victoria posible y sólo les queda esperar a la muerte.

El contraste es abismal si lo comparamos con las cargas de Rohan. Concretamente con la épica carga de los rohirrim en los Campos del Pelennor en esta misma película. Vemos una imponente masa de caballería decidida a sepultar a las tropas de Sauron. Cabalgando con convicción, fuerza y energía.

En contraposición, los orcos contemplan tranquilamente cómo sus próximas víctimas se aproximan cada vez más. Se cuentan por miles, la ciudad está literalmente colapsada. Los caballeros de Gondor van hacia su propia tumba.

Orcos apostados en la ciudad de Osgiliath – Fotograma de la película El Retorno del Rey

Mientras cabalgan, la última toma, antes de mostrarnos la sala del trono con Denethor y Pippin, es el rostro de Faramir. Un semblante frágil, asustado y dolorido por la pasividad de su padre. Un rostro que ha aceptado la muerte, pero que aún no ha entendido el porqué de ese final tan dramático y absurdo a la vez.

Faramir asustado cabalgando hacia Osgiliath – Fotograma de la película El Retorno del Rey

Seguidamente, se nos muestra a Denethor almorzando en la sala del trono, mientras le insta de Pippin a cantar una canción digna de su palacio. Pippin titubea, pero finalmente obedece. Se nos presenta a un padre, totalmente indiferente ante la tragedia que se avecina para su hijo. Un padre que desprecia la vida su hijo, que no le preocupa el final de la misión suicida que le ha ordenado, y que está más preocupado en saborear los alimentos y en que cante una canción Pippin.

Games Workshop – El Señor de los Anillos | Caja del Ejército de Minas Tirith

Denethor comiendo en la sala del trono – Fotograma de la película El Retorno del Rey

Pippin canta una canción muy emotiva que habla del viaje, de cómo han llegado hasta donde están. Una referencia clara a todos los personajes protagonistas de la trilogía, de su viaje a lo desconocido y de su constante pelea contra el mal que se avecina.

El contraste entre la canción del hobbit y la carga de caballería de los soldados de Faramir es sublime. Vemos como una melodía emotiva con una voz dulce y triste ralentiza a los caballeros, que por momentos, parece que no llegan a Osgiliath. Es como si no avanzasen o no quisieran avanzar.

Pippin cantando – Fotograma de la película El Retorno del Rey

A medida que van acercándose, vemos como los orcos comienzan a apuntar a sus víctimas. Se nos muestran varios primeros planos de orcos tensando sus arcos esperando la orden de Gothmog para disparar una nube de flechas sobre los caballeros de Gondor. El final de la misión de Denethor es inminente.

Orco apuntando con el arco – Fotograma de la película El Retorno del Rey

La canción de Pippin termina e inmediatamente después suena la atronadora andanada de flechas de los orcos disparando sobre los caballeros. Simbolizando así el fin de la misión de los gondorianos. Todo ha sido en vano. No ha supuesto ningún esfuerzo para los siervos de Sauron repeler ese ataque. Las muertes de los gondorianos han sido tan evidentes e insignificantes, que ni se muestran en escena.

Los orcos lanzan una inmensa descarga de flechas – Fotograma de la película El Retorno del Rey

Inmediatamente después, de manera magistral el director nos muestra la boca de Denethor masticando, manchada de un líquido rojo que se le derrama por los labios, simbolizando la sangre de los enviados a retomar Osgiliath. La sangre de su hijo. La sangre del pueblo de Gondor derramada por pura insensatez, egoísmo y delirio.

Games Workshop – El Señor de los Anillos | Caja de Caballeros de Minas Tirith

Es aquí donde culmina el sacrificio de Faramir dejando una de las mejores escenas de El Señor de los Anillos. Una operación militar suicida inducida por un alto mando completamente desquiciado y unas tropas totalmente desmoralizadas y sin esperanza.

Denethor con los labios manchados – Fotograma de la película El Retorno del Rey

En la siguiente toma, vemos a Pippin como se derrumba ante la pasividad del Senescal de Gondor. Pippin llora, y no solo por la muerte de los caballeros enviados a Osgiliath, sino porque sabe que la locura de Denethor acabará con todos. La oscuridad se cierne sobre los corazones de los hombres, y los atisbos de esperanza cada vez son más aciagos.

Pippin derrumbado – Fotograma de la película El Retorno del Rey

Podríamos hablar de una de las escenas más duras y desesperadas de la saga. La desesperanza de los hombres y su egoísmo les lleva a cometer este tipo de actos sinsentido alguno, en los que solo hay muerte y dolor. La escena se cierra con una toma de medio plano de Gandalf reflexionando sobre la dramática situación que acaba de ocurrir y la terrible sombra que se avecina a las puertas de Minas Tirith.

No es una situación sencilla para los hombres de Gondor. Los corazones están desmoralizados, no albergan esperanza ni tampoco coraje. La situación de Gondor es crítica. El senescal ha perdido el juicio, su príncipe ha caído en una misión sin sentido y la ciudad de Minas Tirith aguarda el estoque final de Sauron.

Gandalf reflexionado – Fotograma de la película El Retorno del Rey

El sacrifico de Faramir es una de las mejores escenas de El Señor de los Anillos por el mensaje que transmite y cómo lo transmite. Nos traslada a un Gondor totalmente desmoralizado, perdido en la desesperación y el miedo a la oscuridad que les asfixia.

Esta escena es un reflejo de como incluso las decisiones más absurdas son acatadas con absoluta pasividad. La edad de los hombres está en decadencia y ésta escena es una prueba más de ello.

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