La población de la Tierra Media era de aproximadamente 8 millones de habitantes, según un demógrafo fanático de Tolkien


En un mundo donde las sagas de fantasía capturan la imaginación de millones, El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien sigue siendo una de las obras más veneradas. La reciente fascinación renovada por la franquicia, impulsada por series como Los Anillos de Poder y la recién estrenada película de La Guerra de los Rohirrim, ha llevado a un demógrafo a explorar una pregunta que quizás pocos se habían planteado con rigor académico: ¿cuánta gente vivía realmente en la Tierra Media?

Lyman Stone, un demógrafo por profesión y un fanático de Tolkien por pasión, ha vuelto a la obra que marcó su infancia con una mirada completamente nueva. Esta vez, no como el niño que se maravillaba con los cuentos de dragones y magos, sino como un experto en demografía histórica, dispuesto a resolver el enigma demográfico de la Tierra Media.

Tolkien, conocido por su minuciosidad en la creación de lenguajes y culturas, fue sin embargo frustrantemente vago cuando se trataba de números de población. Esto dejó a Stone con la tarea de extrapolar datos de un mundo imaginario usando las herramientas de la demografía histórica, un campo que se ocupa de estimar poblaciones en épocas pasadas donde los registros son escasos o inexistentes.

El enfoque de Stone comenzó con la clasificación de la Tierra Media en regiones basadas en características geográficas y climáticas. Por ejemplo, las «Colinas de Hierro» fueron desglosadas en porcentajes de tierras cultivables, montañas, estepas y zonas ribereñas. Con estos datos, Stone pudo hacer suposiciones sobre la distribución y la densidad de la población, comparando cada región con equivalentes históricos del mundo real, como la Europa medieval.

La primera estimación de Stone sugirió que, si la Tierra Media siguiera patrones demográficos y de subsistencia similares a los de la Edad Media europea, podría albergar a unos 34 millones de personas. Sin embargo, este número fue rápidamente calificado como una cifra máxima teórica, no una realidad concreta. La precisión en la demografía es clave, y Stone encontró discrepancias significativas cuando se compararon sus cálculos con las descripciones de Tolkien, especialmente en zonas como las riberas del Anduin.

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Para ajustar estas estimaciones, Stone recurrió a un método muy utilizado en demografía histórica: el análisis de los ejércitos. Tolkien, aunque vago en muchos aspectos demográficos, sí proporcionó números relativos a los ejércitos de las diferentes razas y reinos. Este dato resultó crucial para Stone. Por ejemplo, al estudiar las batallas de Rohan, logró delimitar la población de este reino entre 600.000 y 2,4 millones, llevándolo a una cifra más realista de alrededor de 1,2 millones como máximo.

Ajustando estas cifras según los factores de guerra, migración y devastación que caracterizan la Tierra Media, Stone llegó a una estimación final de aproximadamente 6,7 millones de habitantes. De estos, alrededor de 200.000 serían hobbits, 284.000 elfos, 121.000 enanos, y el resto, más de seis millones, serían humanos

Un aspecto aún más intrigante fue la estimación de la población de orcos, donde la información es aún más limitada. Basándose únicamente en los tamaños de los ejércitos orcos, Stone estimó una población de unos 810.000 orcos, elevando la población total de la Tierra Media a aproximadamente 7,6 millones.

El estudio de Stone no solo nos da una visión numérica de la Tierra Media, sino que también subraya la complejidad de aplicar métodos científicos a mundos fantásticos. Su trabajo revela no solo la pasión de un fan por los detalles de su amado universo, sino también la aplicabilidad de la ciencia demográfica más allá de nuestro mundo tangible.

Este ejercicio de demografía histórica aplicada a la ficción no solo ha satisfecho la curiosidad de los fans de Tolkien sino que ha abierto nuevas vías para explorar otros universos literarios desde una perspectiva científica. En un mundo donde lo fantástico y lo real a menudo se entrelazan en la mente de los lectores, el trabajo de Stone demuestra que incluso en la magia y la leyenda, hay un lugar para la lógica y la ciencia.

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