La muerte del Papa Francisco el 21 de abril de 2025 marcó el fin de un pontificado que, entre otras cosas, dejó un legado de conexión con la cultura popular. Jorge Mario Bergoglio, conocido por su humildad y su capacidad para dialogar con el mundo moderno, sorprendió a muchos al citar en varias ocasiones a J.R.R. Tolkien y su obra maestra, El Señor de los Anillos. Estas referencias no fueron meros guiños literarios, sino reflexiones profundas sobre el valor espiritual y simbólico de la narrativa tolkieniana. A través de Frodo, Sam y las historias del legendarium, Francisco encontró una vía para hablar de esperanza, redención y la trascendencia de la vida humana, conectando la fe católica con una de las obras más influyentes del siglo XX. Las menciones del Papa Francisco sobre Tolkien y El Señor de los Anillos revelan no solo su aprecio por el profesor, sino su visión de la literatura como un puente hacia lo divino.
El Señor de los Anillos: un cuento que nunca termina
Una de las menciones más significativas del Papa Francisco sobre El Señor de los Anillos ocurrió en mayo de 2022, cuando escribió el epílogo para el libro italiano La Tessitura del Mondo (Tejiendo el mundo), una obra colectiva que explora la narración como un camino de salvación. En su texto, Francisco citó una frase emblemática de Frodo Bolsón: “Los cuentos nunca se acaban”. Esta línea, extraída de una conversación entre Frodo y Sam en Las Dos Torres, el segundo libro de la trilogía, refleja la idea de que las historias humanas forman parte de una narrativa mayor, un tejido continuo que trasciende el tiempo.
En el contexto de El Señor de los Anillos, Frodo y Sam, agotados por su misión de destruir el Anillo Único, reflexionan sobre cómo sus vidas se entrelazan con las grandes leyendas del pasado, como la de Beren y Lúthien. Francisco utilizó esta cita para ilustrar cómo las narraciones conectan generaciones, dando sentido al presente y abriendo un horizonte de esperanza hacia el futuro. Para el Papa, la historia de Frodo no es solo una aventura ficticia, sino una metáfora de la vida cristiana, donde cada persona, como un hobbit, lleva una carga pesada pero participa en un plan divino más grande. Esta interpretación resuena con la cosmovisión de Tolkien, un católico devoto que impregnó su obra de valores cristianos, como el sacrificio, la humildad y la lucha contra el mal.
Tolkien y la espiritualidad en el pontificado de Francisco
El aprecio del Papa Francisco por El Señor de los Anillos no se limitó a una sola cita. Durante su pontificado, hizo alusiones recurrentes a la obra de Tolkien, especialmente en homilías y discursos dirigidos a jóvenes y educadores. En una audiencia general en 2019, Francisco habló de la importancia de las historias para formar la identidad moral, mencionando a Tolkien como un autor que supo transmitir verdades universales a través de la fantasía. Aunque no citó directamente El Señor de los Anillos en esa ocasión, su referencia a “narrativas que elevan el alma” fue interpretada por muchos como un guiño a la Tierra Media.
La conexión entre Francisco y Tolkien no es casual. El Señor de los Anillos es una obra profundamente católica, aunque no explícitamente religiosa. Tolkien, amigo de C.S. Lewis y miembro del grupo literario Los Inklings, creó un universo donde la providencia, la redención y la resistencia al mal son temas centrales. Francisco, un jesuita con una sensibilidad pastoral, encontró en estas ideas un eco de su propio mensaje. Por ejemplo, la figura de Frodo, un héroe improbable que carga con el peso del Anillo, refleja la enseñanza de Francisco sobre la humildad y la entrega, valores que él mismo encarnó al vivir en la modesta Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico.
En otro momento, durante un encuentro con seminaristas en 2021, Francisco aludió a la camaradería entre Frodo y Sam como un ejemplo de la importancia de la comunidad en la vida espiritual. La lealtad de Sam, que acompaña a Frodo hasta el Monte del Destino, fue presentada por el Papa como una imagen de la amistad cristiana, donde el apoyo mutuo es esencial para superar las pruebas. Esta interpretación no solo muestra el conocimiento de Francisco sobre la obra, sino su habilidad para extraer lecciones teológicas de una narrativa aparentemente secular.
La relevancia cultural de las citas de Francisco
Las menciones del Papa Francisco a El Señor de los Anillos tuvieron un impacto significativo más allá de los círculos católicos. En una era donde la cultura popular domina el imaginario colectivo, el hecho de que un líder religioso de su talla recurriera a Tolkien ayudó a legitimar la fantasía como un medio para explorar cuestiones existenciales. Los fans de El Señor de los Anillos, tanto católicos como no creyentes, celebraron estas referencias, que también sirvieron para acercar la figura del Papa a audiencias más jóvenes. En redes sociales, frases como “el Papa cita a Frodo” se volvieron virales, generando debates sobre la intersección entre fe y literatura.
Además, las alusiones de Francisco a Tolkien reforzaron el diálogo entre la Iglesia y la cultura contemporánea. Mientras algunos sectores conservadores criticaban al Papa por su apertura a temas modernos, sus referencias a El Señor de los Anillos demostraron que era posible conectar con el mundo sin renunciar a los valores cristianos. Tolkien, después de todo, creó una obra que, sin mencionar explícitamente a Dios, transmite un mensaje de esperanza y resistencia que resuena con la misión evangelizadora de la Iglesia.
Un legado que trasciende
La muerte de Francisco deja un vacío, pero sus menciones a El Señor de los Anillos perdurarán como un testimonio de su visión integradora. Al citar a Frodo y Sam, el Papa no solo rindió homenaje a Tolkien, sino que invitó a los fieles a verse como parte de una historia mayor, donde cada acto de bondad y sacrificio contribuye al plan de Dios. En un mundo marcado por la polarización y la pérdida de sentido, este mensaje es más relevante que nunca.
El próximo Papa enfrentará el desafío de continuar este diálogo entre fe y cultura. El Señor de los Anillos, con su riqueza simbólica, seguirá siendo una fuente de inspiración para la Iglesia, como lo fue para Francisco. La lección de Frodo —que los cuentos nunca se acaban— nos recuerda que la misión de la Iglesia es tejer historias de esperanza, incluso en los tiempos más oscuros. Francisco, como un hobbit de la fe, llevó su propio anillo con humildad, y su amor por Tolkien nos invita a seguir contando esa historia eterna.