6 de junio de 2025

`Ni un Aragorn negro, ni una Galadriel mulata´, ya está disponible el nuevo juego de cartas de El Señor de los Anillos y no es woke

Juego de cartas de La Batalla por la Tierra Media.

El universo de J.R.R. Tolkien, una de las creaciones literarias más majestuosas y complejas de la historia, se ha visto, en los últimos años, asediado por las insensatas exigencias de las ideologías modernas. Adaptaciones audiovisuales y productos derivados han caído en la trampa de la corrección política, sacrificando la fidelidad al material original en el altar de la diversidad forzada. Pero en medio de este panorama desolador, ha surgido un nuevo juego de cartas de El Señor de los Anillos queha decidido respetar la obra de Tolkien. Un soplo de aire fresco que nos permite decir, por fin y con alivio: «Ni un Aragorn negro, ni una Galadriel mulata».

Juego de Cartas de El Señor de los Anillos, La Batalla por la Tierra Media- Andreas Zimmermann

Un extraordinario juego de cartas por 10 euros

La Batalla por la Tierra Media es un juego de cartas estratégico que sumerge a los jugadores directamente en los épicos conflictos y las intrigas que definen el universo de J.R.R. Tolkien.

En cuanto a su forma de jugar, La Batalla por la Tierra Media es un juego de cartas coleccionables, pensado para partidas rápidas entre dos y cuatro jugadores y para partidas breves, de unos 20 a 30 minutos. Perfecto para viajes, sobremesas o tardes de fin de semana. Cada turno, los jugadores comienzan con una elección fundamental: formar una compañía con sus cartas de héroe o robar del mazo del Anillo. Una vez creadas las compañías, pueden enviarlas a combatir enemigos visibles si se cumplen las condiciones de combate. Si la compañía tiene los símbolos necesarios para derrotar a uno o varios enemigos, el jugador se los queda como puntos de victoria.

A medida que avanza la partida, las decisiones se vuelven más estratégicas. ¿Es mejor guardar tus mejores cartas para una gran compañía, o arriesgarse con grupos más pequeños y rápidos? ¿Vale la pena seguir robando del mazo, o es mejor actuar con lo que tienes? Y todo esto mientras tus oponentes también intentan maximizar sus victorias y esquivar las trampas. El mazo del Anillo no solo contiene héroes; también esconde cartas de Mordor. Estas penalizan duramente al jugador que las roba, obligando a descartar cartas de la mano, destruir compañías o incluso perder enemigos ya derrotados.

Este juego ofrece una gran portabilidad y rejugabilidad. Funciona muy bien en distintos contextos: puedes jugarlo en pareja o con amigos, con jugadores veteranos o con personas que nunca han tocado un juego de mesa. Las reglas se explican en cinco minutos y, tras un par de turnos, todo el mundo entiende lo básico. La ambientación de El Señor de los Anillos es, por supuesto, un gran aliciente. Las ilustraciones están muy cuidadas, y aunque el juego no sigue la narrativa de ninguna de las películas o libros, respira el espíritu de la saga: héroes formando grupos, combatiendo a las fuerzas oscuras y acumulando gloria en una lucha contra el mal.

Las ilustraciones, un regalo para la vista

Este juego destaca por su increíble versatilidad. Es perfecto para cualquier ocasión, ya sea una tarde con tu pareja, una reunión de amigos, o incluso para iniciar a alguien que nunca ha jugado a un juego de mesa. Sus reglas son tan sencillas que se explican en solo cinco minutos, y la mecánica básica se entiende sin problemas tras un par de turnos.

Por supuesto, la ambientación es un gran plus. Las ilustraciones son preciosas y, aunque el juego no narra una historia específica de las películas o libros, consigue capturar a la perfección la esencia de la saga: héroes que se unen, luchan contra las fuerzas de la oscuridad y acumulan gloria en su combate contra el mal.

La Batalla por la Tierra Media es fiel al canon de Tolkien

La decepción ha sido una constante para los fans puristas. Recuerdo, con un amargo sabor de boca, el lanzamiento de la expansión de Magic: The Gathering basada en El Señor de los Anillos. Aquello fue una afrenta directa a la memoria de Tolkien. De repente, nos encontramos con un Aragorn de piel oscura que nada tenía que ver con las descripciones del Dúnedain de linaje real. Galadriel, la Dama de la Luz, inmaculada y de dorados cabellos, apareció en algunas representaciones con rasgos mestizos o, directamente, mulatos. Personajes fundamentales, cuya fisionomía y apariencia eran intrínsecas a su identidad y su linaje en la intrincada mitología de Tolkien, fueron alterados sin pudor, respondiendo únicamente a una agenda ideológica que poco o nada tiene que ver con la fantasía épica.

No se trata de estar en contra de la diversidad per se. Se trata de respetar la obra de un genio que dedicó su vida a construir un universo coherente, con sus propias razas, culturas y estéticas. Tolkien, un filólogo y mitólogo, no creaba personajes al azar. La apariencia de sus héroes y villanos, sus orígenes y sus linajes, estaban profundamente imbricados en la estructura de su legendarium. Aragorn, como descendiente de los reyes de Númenor, poseía unas características físicas muy específicas, acordes a su herencia. Cambiar eso no es «modernizar», es desvirtuar. No es «incluir», es imponer. Es demostrar un profundo desprecio por la visión del autor y por la comunidad de fans que ha crecido amando esa visión original.

Cartas Magic de El Señor de los Anillos

El Magic: The Gathering de El Señor de los Anillos se convirtió en un ejemplo paradigmático de cómo la ideología «woke» ha secuestrado la cultura popular. Se nos dijo que era necesario «actualizar» la obra, que el mundo de Tolkien era «demasiado blanco» o «demasiado patriarcal». Pero, ¿quién les dio a estas compañías el derecho a reescribir una obra de arte para que se ajuste a sus estrechas y efímeras sensibilidades políticas del siglo XXI? La Tierra Media no es un lienzo en blanco para proyectar nuestras obsesiones contemporáneas. Es un mundo ya creado, con su propia lógica interna, sus propias verdades y sus propios héroes y villanas tal y como fueron concebidos.

Juego de Cartas de El Señor de los Anillos, Magic – Cuentos de la Tierra Media

La verdadera inclusividad no radica en cambiar la raza de un elfo o el género de un enano. Radica en la capacidad de una obra de arte para trascender barreras y conectar con audiencias de todas las procedencias a través de temas universales. La amistad, el sacrificio, la lucha contra el mal, la esperanza frente a la desesperación: estos son los mensajes que Tolkien legó al mundo, y no necesitan de un cambio de pigmentación en la piel de un personaje para ser relevantes. La fidelidad a la fuente no es un capricho; es una muestra de respeto por el creador y por el público que valora esa creación.

Un juego que rompe con la tendencia

Frente a esta lamentable tendencia, la aparición de un nuevo juego de cartas de El Señor de los Anillos, que parece haber esquivado la bala «woke», es una noticia para celebrar. El hecho de que su diseño gráfico y sus personajes se mantengan fieles a las descripciones de los libros, sin caer en la tentación de la imposición ideológica, demuestra que otra forma de adaptar es posible. Es una señal de que todavía hay creadores y empresas dispuestas a honrar la obra original, en lugar de utilizarla como una plataforma para sus propias agendas.

Este juego de cartas es un bálsamo para los puristas. Nos permite sumergirnos de nuevo en la Tierra Media tal y como la imaginó Tolkien, con sus personajes icónicos representados con la fidelidad que merecen. Ver a Gandalf como el viejo y sabio mago de luenga barba blanca, a Legolas como el elfo silvano de cabellos dorados y mirada aguda, o a Sam como el leal jardinero hobbit, es un acto de justicia y un recordatorio de que la belleza de la obra original no necesita «mejoras» ideológicas.

No necesitamos que la diversidad sea forzada hasta el punto de la disonancia narrativa; lo que necesitamos es respeto por la historia que amamos

La lección que estas compañías «woke» no parecen aprender es que la imposición ideológica no genera ventas ni lealtad a largo plazo. Al contrario, aliena a la base de fans más apasionada, la que lleva décadas comprando libros, películas y productos derivados. El público no es tonto. Distingue entre una adaptación hecha con amor y respeto por el material original, y una que utiliza la franquicia como un mero vehículo para propagar una agenda. El éxito de este nuevo juego de cartas, que se mantiene fiel a la esencia tolkieniana, es una prueba irrefutable de que la autenticidad vende, y que la ideología forzada, a la larga, solo provoca rechazo.

Es un alivio saber que, en el vasto y a menudo desilusionante mercado de los productos de entretenimiento, todavía hay reductos de sensatez. Este nuevo juego de cartas de El Señor de los Anillos es un símbolo de resistencia. Un símbolo de que la fidelidad a los clásicos, la integridad artística y el respeto por el autor y su obra, pueden prevalecer sobre las modas pasajeras y las imposiciones ideológicas.

El Señor de los Anillos, ilustrado por Tolkien – JRR Tolkien

Más autenticidad y rigor, y menos activismo

Que sirva este ejemplo para otras adaptaciones. Que entiendan que el legado de Tolkien es sagrado para millones de personas en todo el mundo y que no es un terreno baldío donde experimentar con ideologías ajenas. Queremos a nuestros personajes tal y como fueron concebidos, con sus descripciones y su esencia intactas. No necesitamos que la Tierra Media sea «reimaginada» para ajustarse a criterios de «inclusividad» del siglo XXI que la desvirtúan. Lo que necesitamos es más autenticidad y menos activismo.

La llegada de este juego de cartas es una pequeña victoria en la gran batalla cultural. Una batalla por preservar la esencia de las historias que nos han marcado. Es una celebración de que, por fin, podemos sumergirnos en El Señor de los Anillos sin la constante preocupación de encontrarnos con una distorsión ideológica. Por ello, y con la esperanza de que sea el comienzo de una tendencia, celebramos con entusiasmo la disponibilidad de este juego de cartas que nos permite decir, alto y claro: «Ni un Aragorn negro, ni una Galadriel mulata». La Tierra Media, en su forma más pura, ha vuelto.

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