¿Qué fue lo que le dijo Gandalf al Balrog de Moria?

En la aclamada obra de J.R.R. Tolkien, «El Señor de los Anillos», una escena se alza como una de las más memorables: el épico enfrentamiento entre Gandalf el Gris, el sabio Istari de la Comunidad del Anillo, y el Balrog, un demonio del mundo antiguo. Este encuentro, que se desarrolla en las profundidades de Khazad-dûm, no solo es una batalla física entre dos poderosos maiar, sino también un duelo entre el bien y el mal.

Un encuentro en las profundidades

La Comunidad del Anillo se adentra en las oscuras minas de Khazad-dûm, buscando un camino más seguro hacia Mordor. Sin embargo, su paso despierta a un antiguo enemigo: El Daño de Durin, un Balrog de Morgoth. Gandalf, consciente del peligro que representa, se enfrenta al poderoso demonio en un puente colgante, mientras sus compañeros huyen.

Tras asegurar la huida de la Comunidad del Anillo, Gandalf se enfrenta al Balrog en un puente de Khazad-dûm. Con voz firme, le declara: «Soy un sirviente del Fuego Secreto», revelando su naturaleza como un Maiar, un ser de poder comparable al del Balrog. Esta declaración no solo advierte al demonio de su fuerza, sino que también apela a su origen común, recordándole que ambos fueron creados por Eru Ilúvatar.

Más allá del famoso «¡No pasarás!», una frase nacida de la improvisación de Ian McKellen, Gandalf utiliza otras palabras con gran significado. Se refiere al ataque del Balrog como «llama de Udûn», haciendo referencia a una de las fortalezas de Morgoth, el Señor Oscuro. Esta referencia no solo identifica al Balrog como un sirviente del mal, sino que también marca una diferencia entre su fuego y el Fuego Secreto de Eru, al que Gandalf sirve.

Figura de Balrog de Moria, El Señor de los Anillos – Weta Workshop | Edición Limitada

La lucha entre Gandalf y el Balrog es feroz. El demonio ataca con su látigo de fuego, mientras que el mago esgrime su espada Glamdring y utiliza su magia para contenerlo. En un momento crucial, el Balrog cae cuando se derriba el puente tras un hechizo del Istari. Al caer a las profundidades, el demonio derribó a Gandalf del puente agarrándole con su látigo, y el mago cae al abismo, aferrándose al borde con un esfuerzo titánico. Es en este instante crítico cuando Gandalf pronuncia las palabras que han resonado en la mente de los lectores durante décadas: «¡No pasarás!».

Más que un simple «¡No pasarás!»

Sin embargo, la frase «¡No pasarás!» no es lo único que Gandalf dice en ese momento crucial. En la versión original del libro, el mago también pronuncia una serie de palabras en un idioma antiguo, que luego se traducen como «¡Vete de aquí, criatura de fuego!». Estas palabras no son solo un grito de batalla, sino un conjuro de poder, un hechizo que Gandalf utiliza para repeler al Balrog.

Las palabras de Gandalf tienen un efecto inmediato. El Balrog, como si una fuerza invisible lo repeliera, suelta a Gandalf y cae al abismo, desapareciendo en las tinieblas. La victoria de Gandalf sobre el Balrog es un momento crucial en la historia de la Tierra Media, ya que demuestra la fuerza del bien y la capacidad de los héroes para superar obstáculos aparentemente insuperables.

La batalla entre Gandalf y el Balrog no es solo una emocionante escena de acción, sino que también posee un profundo significado simbólico. Representa la lucha constante entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, que se desarrolla a lo largo de toda la historia. La victoria de Gandalf sobre el Balrog es un símbolo de esperanza y un recordatorio de que, incluso en las situaciones más difíciles, la luz siempre puede vencer a la oscuridad.

Un legado perdurable

Las palabras «¡No pasarás!» se han convertido en una de las frases más icónicas de la literatura fantástica. Han sido utilizadas en innumerables adaptaciones de la historia, desde películas y series hasta videojuegos y memes. La escena de la batalla entre Gandalf y el Balrog ha quedado grabada en la memoria de millones de lectores y espectadores, como un símbolo imperecedero del valor, la determinación y la esperanza.

En conclusión, la batalla entre Gandalf y el Balrog es mucho más que una simple escena de acción. Es un momento crucial en la historia de «El Señor de los Anillos», lleno de simbolismo y significado. Las palabras de Gandalf y su victoria sobre el Balrog nos recuerdan la eterna lucha entre el bien y el mal, y nos inspiran a nunca perder la esperanza, incluso en las situaciones más difíciles.

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