En este texto vamos a argumentaros la significación religiosa implícita en la trilogía cinematográfica y literaria El Señor de los Anillos. En particular, se enfoca en la interpretación cristológica de algunos de sus personajes y la influencia de la fe católica en la obra de J.R.R. Tolkien, a pesar de que el propio autor negó haber hecho una alegoría explícita de la religión en su narrativa.
“Detesto cordialmente las alegorías en todas sus manifestaciones, y siempre lo he hecho desde que me hice mayor y lo suficientemente cauteloso para detectar su presencia. Prefiero mucho más la historia – verdadera o fingida – con su variada aplicabilidad al pensamiento y la experiencia de los lectores. Creo que muchos confunden aplicabilidad con alegoría, pero la una reside en la libertad del lector, y la otra en el dominio deliberado del autor.”
― J. R. R. Tolkien, La comunidad del anillo.
En primer lugar, es importante señalar que Tolkien, aunque católico practicante, nunca tuvo la intención de crear una obra que funcionara como una alegoría religiosa directa del catolicismo, de la situación geopolítica de aquellos años o de las trágicas guerras mundiales. En sus cartas, el autor enfatiza que evitó incluir ceremonias religiosas para no asociar su mitología con un credo específico. Sin embargo, la influencia de su fe católica es innegable y se manifiesta en diversos aspectos de la obra, que él mismo describió en una carta en el año 1953.
«El Señor de los Anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica; de manera inconsciente al principio, pero luego cobré conciencia de ello en la revisión. Ésa es la causa por la que no incluí, o he eliminado, toda referencia a nada que se parezca a la «religión», ya sean cultos o prácticas, en el mundo imaginario. Porque el elemento religioso queda absorbido en la historia y el simbolismo« (carta 142)
― Carta de Tolkien del 2 de diciembre de 1953 a su amigo jesuita Robert Murray.
Entre los personajes que pueden ser interpretados a través de un prisma cristiano, destacaremos en este artículo a la Dama Galadriel. La emblemática y poderosa elfa ha sido asociada frecuentemente con la figura de la Virgen María. Esta identificación es respaldada no solo por el parecido en atributos de nobleza y belleza, sino también por su rol como mediadora de gracias, reflejado en los dones que otorga a la Comunidad del Anillo. Tolkien, devoto de la Virgen María, manifestó su admiración por ella en varios escritos, y el jesuita Robert Murray, confesor del autor, fue quien le sugirió que Galadriel podía ser una representación de la Virgen, algo que Tolkien admitió.
Esta relación se extiende incluso a la representación visual de Galadriel en las películas de Peter Jackson, donde el director se inspiró en las apariciones marianas para concebir la imagen de la dama élfica.
Peter Jackson, conocedor de esta implicación religiosa, quiso que en sus películas quedase relfejada el aura espiritual de Galadriel. Por este motivo, se inspiró en las apariciones de la Virgen para describir a la dama elfa: su cabello lacio, su tez blanca y su ropa inmaculada dan fe de ello. Sobre todo, hay una expresión que él mismo acuñó y que recoge muy bien este empeño por mantener viva la esencia mariana del personaje: «Sus ojos eran jóvenes, pero en lo profundo se veía su eterna sabiduría, como si en ellos se reflejase la luz de las estrellas».
Por esta razón, compró miles de bombillas de Navidad, para que inundasen con su titilante resplandor el set, como si el cielo hubiese bajado al suelo que estaba siendo hollado por la Madre de Dios o, en este caso, por la reina de los elfos.
«[Sobre Nuestra Señora] se funda toda mi escasa percepción de la belleza tanto en majestad como en simplicidad».
― Carta de Tolkien del 2 de diciembre de 1953 a su amigo jesuita Robert Murray.
Tolkien amaba tanto a la Virgen María como a su madre, que murió cuando él tenía 12 años y a quien consideraba «una mártir y una santa», como él mismo señala en sus cartas. Es por ello, que el profesor vuelca su amor incondicional en el personaje de Galadriel, inspirándose en la Virgen María. Y es fácil intuirlo, porque ambas mujeres son hermosas y nobles, y vencen el mal con la fuerza de su humildad además, ambas son mediadoras de todas las gracias.
Figura de Galadriel, El Hobbit – Weta Workshop
Galadriel regala a Frodo Bolsón la luz de Eärendil con la que se vence el poder de la oscuridad y las tinieblas, como pudimos comprobar claramente en la guarida de Ella-Laraña.
En contraposición, la Galadriel que nos presenta la serie de Amazon Prime Video, Los Anillos de Poder, difiere notablemente de la visión que Tolkien tenía de este personaje clave. En la serie, Galadriel es retratada como altiva, arrogante y con una actitud empoderada, propia de una joven rebelde, lo cual contrasta radicalmente con la imagen que el autor concibió para ella. Esta representación se aleja considerablemente de la importancia y profundidad que Tolkien le otorgó en su obra y nos manifiesta claramente la intención ideológica de los showrunners.
En conclusión podemos asegurar que Tolkien siempre consideró a la Virgen María como un modelo de maternidad perfecta, de entrega, luz y cariño, pues así se lo había enseñado su propia madre, que murió en la miseria después de que se familia la repudiase al convertirse al catolicismo. Todo ese amor lo tranfirió al personaje de Galadriel en su obra, algo que Peter Jackson supo transmitir pero que los showrunners de Amazon han obviado deliberadamente para su serie.