El problema es más profundo de lo que podría parecer a primera vista. El legendarium de Tolkien nunca ha estado asociado a una ideología específica ni ha reflejado una perspectiva uniforme. Este universo de fantasía se ha sustentado exclusivamente en la obra literaria del profesor J.R.R. Tolkien, la cual ha servido como la única referencia indiscutible para interpretar y dar coherencia a todo lo relacionado con la Tierra Media.
La ideología nunca ha desempeñado un papel central en la obra del profesor Tolkien, ni tampoco ha sido un factor significativo en la comunidad de seguidores de su trabajo. Del mismo modo, la religión no ha ocupado un lugar prominente en la recepción de su obra, a pesar de que Tolkien es ampliamente conocido como un católico devoto.
En contraste, la serie de Prime Video Los Anillos de Poder ha integrado de manera notable elementos de la ideología woke a lo largo de su primera temporada, y todo indica que se incorporará también un enfoque «progresista» en la segunda temporada.
La justificación la encontramos en el Reino de Númenor y los problemas de sucesión al trono entre la Reina regente Miriel y el político Pharazôn. Es en este territorio donde recientemente el actor Trystan Gravelle, nos ha revelado que veremos un enfrentamiento entre «progresistas y conservadores».
De este modo, observaremos cómo una parte de la sociedad numenónerana caracterizada por su inclinación progresista apoyará a la Reina regente Miriel, frente a un sector más conservadora, «anticuada y casi religiosa» que apoyará a Pharazôn. Un guión claramente influido por consideraciones ideológicas y manipulado en el que encontraremos una representación intencionada y deliberada del progresismo abanderado por una mujer empoderada y de raza negra, frente a un conservadurismo personificado en un hombre, de raza blanca, autoritario y de avanzada edad.
En conclusión, una vez más, la serie Los Anillos de Poder recurre a una estrategia ideológica para imponer, a través del entretenimiento, una perspectiva particular a un público que históricamente ha sido apolítico.
